Cangas del Narcea, el paraíso asturiano de los celiacos. Visto por una canguesa
El 27 de mayo, Día Nacional del Celiaco, debería ser festivo en Cangas del Narcea. Hay centenas de razones por las que visitar esta preciosa villa del suroccidente asturiano al menos una vez en la vida, pero si eres celiaco, apúntate una más: es la capital española de la celiaquía. El 3 por ciento de su población es celiaca, elevando la tasa media nacional al triple. En sus bares y restaurantes hay desde pizzas sin gluten hasta cervecitas frescas aptas y la primera panadería con pan sin gluten fresco.
Aunque se han hecho varios estudios sobre este fenómeno las causas aún no se han esclarecido, pero teniendo en cuenta que la enfermedad celiaca necesita de predisposición genética para desarrollarse, es fácil imaginar por dónde pueden venir los tiros. En concreto esta tasa del 3 por ciento afecta a todo el área sanitaria II de Asturias que incluye otros concejos del suroccidente asturiano como Tineo, Allande, Ibias y Degaña. Pero la que firma estas líneas es canguesa, celiaca desde hace dieciséis años y escribe de lo que conoce de primera mano.
Me diagnosticaron con catorce años. Siempre había tenido problemas digestivos y frecuentes anemias, no me gustaba la comida, nunca tenía hambre y dice mi madre que me crió a base de filetes con patatas y bocadillos de nocilla. En pediatría nunca se plantearon la posibilidad de que fuese celiaca, pero a los catorce años me enviaron a digestivo para estudiar a fondo mi caso. Tras un par de biopsias erróneas y con una analítica positiva, el diagnóstico acabó llegando. Primero a mí y luego a mi madre, que a sus 37 años y después de haberse hecho de todo resultó que tenía un cuadro clarísimo. El día que me lo diagnosticaron fue un día de lo más normal para mi, casi no lo recuerdo. Pero mi madre sí, se le cayó un poco el mundo encima, no tenía ni idea de cómo poder cuidar de su hija, tal era el desconocimiento sobre la enfermedad hace menos de veinte años. Seguimos los consejos del especialista en digestivo y contactamos con la Asociación de Celiacos de Asturias y con FACE. De repente nos llegó una cantidad de información inmensa, parecía que todo tenía gluten y las cosas se complicaban por momentos.
Adiós al pan (¡¡¡al pan de Cangas!!!!), adiós a los dulces, a la pasta, a las pizzas y a muchísimos productos que son básicos, como galletas, bollería, incluso conservas, salsas, de todo… Las alternativas sin gluten a estos productos además de carísimas, sabían un poco a cartón y costaba tomarse un bocadillo sin tener que beber dos litros de agua. En cuestión de unos años las estanterías de los supermercados comenzaron a llenarse de productos sin gluten de marcas especiales y de marcas tradicionales que comenzaron a indicar en sus etiquetas la ausencia o la presencia del gluten. Íbamos avanzando. La bollería y el pan iba mejorando, había más variedad de productos y más conocimiento, aunque salir de picoteo seguía siendo un imposible, y hacer la compra para dos celiacas se notaba mucho a fin de mes.
Cerveza sin gluten en el Café Madrid, en Cangas.
Con los años empezaron a aparecer celiacos de debajo de las piedras. Todos en Cangas conocemos a uno, dos, tres o doce celiacos. Y no importa la edad, de hecho hay una grandísima cantidad de celiacos diagnosticados ya de adultos. Es el caso de Alfonso García. Le diagnosticaron la celiaquía hace 2 años tras realizar dos gastroscopias y después de muchos años con problemas estomacales “bastante difìciles de llevar”. Cuenta, que “tras unas semanas haciendo la dieta correctamente, noté mejoras significativas en todos los aspectos, que me llevaron a mejorar de manera muy elevada mi calidad de vida: podía salir sin temor a sufrir dolores de estómago repentinos, podía viajar sin pensar en que en cualquier momento podía ponerme malo, con lo que ello conlleva, incluso a nivel mental. Vamos, el cambio fue radical, y mejoró mi salud y mi vida diaria de una forma que es hasta difícil de explicar“. Alfonso vive en Cangas, ” el trato que recibimos aquí es sin duda superior a otros sitios en los que he residido o por los que paso de viaje”. Alfonso lo relaciona con que “tanto los restauradores como los propios vecinos tienen mucha información sobre esta intolerancia, ya que aquí prácticamente todas las familias tienen un familiar o conocido más o menos cercano con este problemilla. Por ello, aquí puedas encontrar de todo o casi de todo, pan artesanal sin gluten en una nueva panadería especializada, tiendas específicas para celiacos y también una enorme ventaja, en muchos bares de la zona ya tenemos cerveza para celiacos, que para los amantes de ella…es un punto vital. Igualmente en los restaurantes atienden con todo el cariño a los que solicitamos que presten atención a nuestra comida ya que somos celiacos. Por ello la verdad, creo que en nuestra villa, los celiacos no somos unos extraños, y cada vez por desgracia, somos más”.
El caso de José Víctor Rodríguez es similar. Le diagnosticaron con 26 años, “presentaba síntomas que para mi eran sensaciones naturales, pues llevaba con ellas desde que nací. Taquicardias, molestias abdominales, dolores de cabeza que no se me quitaba en días, dolor de estómago, mareos, cansancio, cambios de humor… Para mi eran sensaciones cotidianas a las que estaba acostumbrado. Desde el diagnóstico, todos estos síntomas comenzaron a corregirse. En quince días de dieta ya noté un cambio importante. A día de hoy, ha mejorado considerablemente mi calidad de vida. Disfruto mucho más de cualquier actividad. Incluso ahora como platos que antes no probaba”. Víctor destaca que “en todos los restaurantes del concejo saben perfectamente qué significa la intolerancia y saben cómo evitar la contaminación cruzada. Además, hay al menos dos restaurantes que tienen su menú del día 100% libre de gluten (Sidrería Narcea y L’Anceo), por lo que aquí que todos podamos comer lo mismo no es un lujo, sino algo cotidiano. Además, contamos con una panadería para celíacos (Isacel) y una tienda especializada que solo tiene productos sin gluten (El Astorgano).
Los que lo padecemos sabemos que el problema más importante que tenemos en nuestro día a día es precisamente salir a comer fuera de casa (además de los precios prohibitivo). Una ensalada por muy ensalada que sea, puede intoxicarnos debido a la contaminación cruzada, y jugársela no merece la pena. Tampoco hace mucha gracia que te ofrezcan por ejemplo, hamburguesas sin gluten a un precio desorbitado y tener que ir a casa a recenar.
Sin embargo, salir de cena con tu amigos y disfrutar de un cachopo sin gluten con toda la tranquilidad del mundo no es novedad en Cangas (Casa Perico). Lo que sí es novedad es tener pan fresco a diario. En el 2012 nació Isacel, la primera panadería asturiana especializada en productos sin gluten. Desde la localidad de Puenticiella distribuyen a toda Asturias y entre sus productos ofrecen absolutas delicias a las que es complicado resistirse, como empanadas de hojaldre y de masa de pan, tartas, bollería y pan fresco. Nadie que no lo viva en primera persona, o muy de cerca, es capaz de imaginarse la ilusión que supone para un celiaco encontrarse con este tipo de productos.
Iniciativas como Isacel son una muestra evidente de lo que ocurre en Cangas con los celiacos y un ejemplo de que se puede hacer negocio atendiendo a colectivos minoritarios que necesitan de la ayuda de todos para poder hacer vida normal y no arruinarse en el intento. Desde FACE, (Federación de Asociaciones de Celiacos de España), centraron la jornada del Día del Celiaco de 2014 precisamente en las reivindicaciones bajo el lema : “Aún queda mucho por hacer. Solo con el apoyo de todos es posible”.
El extraño récord del paraíso de los celiacos, Cangas del Narcea visto por una canguesa
El 27 de mayo, Día Nacional del Celiaco, debería ser festivo en Cangas del Narcea. Hay centenas de razones por las que visitar esta preciosa villa del suroccidente asturiano al menos una vez en la vida, pero si eres celiaco, apúntate una más: es la capital española de la celiaquía. El 3 por ciento de su población es celiaca, elevando la tasa media nacional al triple. En sus bares y restaurantes hay desde pizzas sin gluten hasta cervecitas frescas aptas y la primera panadería con pan sin gluten fresco.
Aunque se han hecho varios estudios sobre este fenómeno las causas aún no se han esclarecido, pero teniendo en cuenta que la enfermedad celiaca necesita de predisposición genética para desarrollarse, es fácil imaginar por dónde pueden venir los tiros. En concreto esta tasa del 3 por ciento afecta a todo el área sanitaria II de Asturias que incluye otros concejos del suroccidente asturiano como Tineo, Allande, Ibias y Degaña. Pero la que firma estas líneas es canguesa, celiaca desde hace dieciséis años y escribe de lo que conoce de primera mano.
Aunque se han hecho varios estudios sobre este fenómeno las causas aún no se han esclarecido, pero teniendo en cuenta que la enfermedad celiaca necesita de predisposición genética para desarrollarse, es fácil imaginar por dónde pueden venir los tiros. En concreto esta tasa del 3 por ciento afecta a todo el área sanitaria II de Asturias que incluye otros concejos del suroccidente asturiano como Tineo, Allande, Ibias y Degaña. Pero la que firma estas líneas es canguesa, celiaca desde hace dieciséis años y escribe de lo que conoce de primera mano.
Me diagnosticaron con catorce años. Siempre había tenido problemas digestivos y frecuentes anemias, no me gustaba la comida, nunca tenía hambre y dice mi madre que me crió a base de filetes con patatas y bocadillos de nocilla. En pediatría nunca se plantearon la posibilidad de que fuese celiaca, pero a los catorce años me enviaron a digestivo para estudiar a fondo mi caso. Tras un par de biopsias erróneas y con una analítica positiva, el diagnóstico acabó llegando. Primero a mí y luego a mi madre, que a sus 37 años y después de haberse hecho de todo resultó que tenía un cuadro clarísimo. El día que me lo diagnosticaron fue un día de lo más normal para mi, casi no lo recuerdo. Pero mi madre sí, se le cayó un poco el mundo encima, no tenía ni idea de cómo poder cuidar de su hija, tal era el desconocimiento sobre la enfermedad hace menos de veinte años. Seguimos los consejos del especialista en digestivo y contactamos con la Asociación de Celiacos de Asturias y con FACE. De repente nos llegó una cantidad de información inmensa, parecía que todo tenía gluten y las cosas se complicaban por momentos.
Adiós al pan (¡¡¡al pan de Cangas!!!!), adiós a los dulces, a la pasta, a las pizzas y a muchísimos productos que son básicos, como galletas, bollería, incluso conservas, salsas, de todo… Las alternativas sin gluten a estos productos además de carísimas, sabían un poco a cartón y costaba tomarse un bocadillo sin tener que beber dos litros de agua. En cuestión de unos años las estanterías de los supermercados comenzaron a llenarse de productos sin gluten de marcas especiales y de marcas tradicionales que comenzaron a indicar en sus etiquetas la ausencia o la presencia del gluten. Íbamos avanzando. La bollería y el pan iba mejorando, había más variedad de productos y más conocimiento, aunque salir de picoteo seguía siendo un imposible, y hacer la compra para dos celiacas se notaba mucho a fin de mes.
Cerveza sin gluten en el Café Madrid, en Cangas.Adiós al pan (¡¡¡al pan de Cangas!!!!), adiós a los dulces, a la pasta, a las pizzas y a muchísimos productos que son básicos, como galletas, bollería, incluso conservas, salsas, de todo… Las alternativas sin gluten a estos productos además de carísimas, sabían un poco a cartón y costaba tomarse un bocadillo sin tener que beber dos litros de agua. En cuestión de unos años las estanterías de los supermercados comenzaron a llenarse de productos sin gluten de marcas especiales y de marcas tradicionales que comenzaron a indicar en sus etiquetas la ausencia o la presencia del gluten. Íbamos avanzando. La bollería y el pan iba mejorando, había más variedad de productos y más conocimiento, aunque salir de picoteo seguía siendo un imposible, y hacer la compra para dos celiacas se notaba mucho a fin de mes.
Con los años empezaron a aparecer celiacos de debajo de las piedras. Todos en Cangas conocemos a uno, dos, tres o doce celiacos. Y no importa la edad, de hecho hay una grandísima cantidad de celiacos diagnosticados ya de adultos. Es el caso de Alfonso García. Le diagnosticaron la celiaquía hace 2 años tras realizar dos gastroscopias y después de muchos años con problemas estomacales “bastante difìciles de llevar”. Cuenta, que “tras unas semanas haciendo la dieta correctamente, noté mejoras significativas en todos los aspectos, que me llevaron a mejorar de manera muy elevada mi calidad de vida: podía salir sin temor a sufrir dolores de estómago repentinos, podía viajar sin pensar en que en cualquier momento podía ponerme malo, con lo que ello conlleva, incluso a nivel mental. Vamos, el cambio fue radical, y mejoró mi salud y mi vida diaria de una forma que es hasta difícil de explicar“. Alfonso vive en Cangas, ” el trato que recibimos aquí es sin duda superior a otros sitios en los que he residido o por los que paso de viaje”. Alfonso lo relaciona con que “tanto los restauradores como los propios vecinos tienen mucha información sobre esta intolerancia, ya que aquí prácticamente todas las familias tienen un familiar o conocido más o menos cercano con este problemilla. Por ello, aquí puedas encontrar de todo o casi de todo, pan artesanal sin gluten en una nueva panadería especializada, tiendas específicas para celiacos y también una enorme ventaja, en muchos bares de la zona ya tenemos cerveza para celiacos, que para los amantes de ella…es un punto vital. Igualmente en los restaurantes atienden con todo el cariño a los que solicitamos que presten atención a nuestra comida ya que somos celiacos. Por ello la verdad, creo que en nuestra villa, los celiacos no somos unos extraños, y cada vez por desgracia, somos más”.
El caso de José Víctor Rodríguez es similar. Le diagnosticaron con 26 años, “presentaba síntomas que para mi eran sensaciones naturales, pues llevaba con ellas desde que nací. Taquicardias, molestias abdominales, dolores de cabeza que no se me quitaba en días, dolor de estómago, mareos, cansancio, cambios de humor… Para mi eran sensaciones cotidianas a las que estaba acostumbrado. Desde el diagnóstico, todos estos síntomas comenzaron a corregirse. En quince días de dieta ya noté un cambio importante. A día de hoy, ha mejorado considerablemente mi calidad de vida. Disfruto mucho más de cualquier actividad. Incluso ahora como platos que antes no probaba”. Víctor destaca que “en todos los restaurantes del concejo saben perfectamente qué significa la intolerancia y saben cómo evitar la contaminación cruzada. Además, hay al menos dos restaurantes que tienen su menú del día 100% libre de gluten (Sidrería Narcea y L’Anceo), por lo que aquí que todos podamos comer lo mismo no es un lujo, sino algo cotidiano. Además, contamos con una panadería para celíacos (Isacel) y una tienda especializada que solo tiene productos sin gluten (El Astorgano).
Los que lo padecemos sabemos que el problema más importante que tenemos en nuestro día a día es precisamente salir a comer fuera de casa (además de los precios prohibitivo). Una ensalada por muy ensalada que sea, puede intoxicarnos debido a la contaminación cruzada, y jugársela no merece la pena. Tampoco hace mucha gracia que te ofrezcan por ejemplo, hamburguesas sin gluten a un precio desorbitado y tener que ir a casa a recenar.
Sin embargo, salir de cena con tu amigos y disfrutar de un cachopo sin gluten con toda la tranquilidad del mundo no es novedad en Cangas (Casa Perico). Lo que sí es novedad es tener pan fresco a diario. En el 2012 nació Isacel, la primera panadería asturiana especializada en productos sin gluten. Desde la localidad de Puenticiella distribuyen a toda Asturias y entre sus productos ofrecen absolutas delicias a las que es complicado resistirse, como empanadas de hojaldre y de masa de pan, tartas, bollería y pan fresco. Nadie que no lo viva en primera persona, o muy de cerca, es capaz de imaginarse la ilusión que supone para un celiaco encontrarse con este tipo de productos.
Iniciativas como Isacel son una muestra evidente de lo que ocurre en Cangas con los celiacos y un ejemplo de que se puede hacer negocio atendiendo a colectivos minoritarios que necesitan de la ayuda de todos para poder hacer vida normal y no arruinarse en el intento. Desde FACE, (Federación de Asociaciones de Celiacos de España), centraron la jornada del Día del Celiaco de 2014 precisamente en las reivindicaciones bajo el lema : “Aún queda mucho por hacer. Solo con el apoyo de todos es posible”.
El extraño récord del paraíso de los celiacos, Cangas del Narcea visto por una canguesa
Cangas del Narcea es un verde concejo del suroccidente asturiano con una población de más de 16.000 habitantes que tiene, entre otras, la peculiaridad de ser el lugar de España donde más celiacos hay, un 3%, alcanzando así el triple de la media nacional, que se sitúa en un 1%.
Los motivos por los que se dispara esta cifra no se han esclarecido aún, aunque teniendo en cuenta que se necesita de una predisposición genética, no hay que ser Premio Nobel para llegar a la conclusión de que en el pasado debió haber por ahí algunas familias de celiacos que no tenían problemas en emparentar con sus propios primos…y al final todo quedó en casa.
El caso es que yo nací allí y viví allí hasta que me vine a Madrid a estudiar Periodismo con 18 años. Cuando me lo diagnosticaron, hace 17, era una niña delgadita, débil, con frecuentes cambios de humor, pequeñita y con la tripa hinchada. Y que además, como dice mi madre, también celiaca, me había criado a base de bocadillos de nocilla y filetes con patatas, porque odiaba comer.
En Cangas se encuentra el Bosque de Muniellos, Reserva de la Biosfera. Un lugar espectacular. Y es que precisamente gracias a esta cifra Cangas se ha convertido en un rincón privilegiado de la geografía española para aquellos que tenemos que tener una dieta exenta de gluten. Entre las verdes montañas canguesas, en el valle, podemos encontrar todo tipo de productos de gran calidad, desde los embutidos de Santa Eulalia, hasta los panes y dulces que hacen en Isacel, la única panadería asturiana con pan fresco a diario.
Salir a cenar o a tapear no es un problema porque en casi todos los establecimientos tienen algo para nosotros como mínimo. Y quizás lo mejor de todo es que no tienes nada que explicar. Es como estar en el bar de toda la vida y que te pongan tu consumición habitual, pero aquí todos los bares y restaurantes son los de toda la vida. Sólo tienes que decir que eres celiaco y te explican lo que puedes y lo que no. Algunos realmente destacan. Es el caso del Bar La Ruta.
Es un lugar de comida tradicional, donde sirven exquisitos arroces, pescados frescos, mariscos, carnes… Todo muy cuidado y delicioso. Toda la carta está adaptada, y hasta preparan rebozados aptos. Las rabas que me comí en Navidad estaban deliciosas y el arroz con leche que comí después del arroz con bogavante ni os cuento. 100% recomendable.
Arroz con bogavante del Bar La Ruta.
En Casa Perico, en la localidad de la Regla, también se merecen un 10. Lo descubrí hace años cuando un amigo me dijo que tenían cachopos sin gluten. ¿¿Cachopos sin gluten en un restaurante?? No daba crédito, y eso que cachopo como en casa cuando quiero, pero para mí, y sé que me entendéis, poder ir de cena con mis amigos y pedirme un cachopo sin gluten o unas berenjenas rellenas o incluso poder compartir platos con mis amigos es un auténtico lujo.
Y en Casa Perico ocurre, y de los postres ni hablamos…
Otra de las grandes alegrías de mi vida llegó de mano de una bocatería situada en el centro de la villa. Puedes ir por la tarde a tomarte unas patatas, un café, una pizza para cenar… Pero vaya, que era territorio prohibido para nosotros. Hace unos años de la que pasaba por delante vi en grande un cartel que decía: Tenemos pizzas y bocadillos sin gluten. Casi me caigo redonda. Esa noche pedí pizza a domicilio, por supuesto, y el bocadillo llegó a los dos días. Y es que esta bocatería, El Forno de Manolo, es parada obligatoria cuando el sábado, tras una noche de fiesta, te retiras a casa a una hora en la que ya brilla el sol… Normalmente pasaba de largo, pero ya no, y aunque no tenga hambre me pido un bocata de pollo con mayonesa sólo por la satisfacción de poder comérmelo. Así de fácil es hacerme feliz.
Pero la lista no se queda aquí. El Bar Suiss y la Sidrería Suiss, con una parrilla espectacular, también ofrecen comida adaptada y una sidra fresca buenísima. También en el famosoRestaurante Blanco (uno de los mejores restaurantes de Asturias) tienen platos para nosotros, como en Casa El Río y en la Sidrería Narcea. En el Hotel Marroncín, en las Mestas, en el Bar Moreno, en el Parador de Corias y en el Hotel L’Anceo en Cibuyo también se acuerdan de nosotros.
Así que ya no hay excusa para que un celiaco no pueda disfrutar de la auténtica gastronomía asturiana, y si aún no conocéis esta zona de Asturias tenéis ya una razón más para pasaros. Pero hay muuuuchas más.
Lorena Pérez
Licenciada en Periodismo, lleva diez años escribiendo en distintos medios sobre salud, ocio y cine. Aficionada a la buena cocina y la buena comida (sólo si es sin gluten), deportista y cinéfila sin remedio, se acerca al mundo de la salud desde un punto de vista amable y riguroso, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los lectores de Knowi.